miércoles, 12 de agosto de 2009

Hay cosas que no se comprenden

En mi hogar hay un ratón. Su casa está dentro de la mía o mi casa sobre la suya, lo más probable. Tiene una vida anacoreta, pretende alejarse de la civilización que lo atormenta. Él come lo que yo le doy o bien lo que logra conseguir, dice que le molesta el smog tanto como las personas, ya no puede vivir tranquilo. Le pregunté su nombre y es indescifrable. Soy incapaz de llamarlo por su nombre.

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