Sostuvo el veneno en sus manos por más de una hora, esperaba tomar la decisión. Cuando puso el vaso en su boca apareció
A cambio le ofreció un nuevo camino, abrió su computadora, le esbozó las posibilidades y las muertes que cubría el nuevo sistema. Misteriosamente música fúnebre sonó en su bolsillo, le pidió disculpas por la interrupción, contestó, le dejó su tarjeta.
Gracias a dios los infartos eran los primeros en el nuevo plan. Era muy buena práctica.
adios michael
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