lunes, 20 de julio de 2009

Todo y nada


Le saqué la máscara, para comenzar, así y todo fue imposible. Conversamos un largo rato, solo me decía cosas sin importancia. Luego, la besé, le quite su chaleco, la desnude completamente. Aún así viendo su cuerpo frágil y desnutrido no pude saber que era lo que escondía. Con mucha pena tapé su boca, la asfixié para matarla. Con un deseo de mis adentros, abrí su tórax, intentando llegar al corazón, al estomago, los palpé uno a uno. Hasta que al fin, encontré en su garganta la nota. Decía: Jamás sabrás mi verdad.



(Por favor anulen mi voluntad)

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