viernes, 26 de junio de 2009

Basca


(miércoles por la noche, jueves por la mañana)


Recién ahora despierta, la calle, temprana y el sabor, plenitud tardía. El pensamiento sin papel se le escapa de una vez, para siempre, el despego, ese defecto es la mayor virtud en aquel ser vivo, (de ser siempre de la misma manera). Involuntariamente, el cabello es suave como estas completas tiniebla, de los números la suma resulta, y es seis. Como casi nunca se logra. Su desamor promete mucho esfuerzo, diría que demasiado. Tanto que lo perturba, tanto como el cuerpo que sube y baja, tanto como al trato con la intemperie de una mente revuelta, (la propia), soledad como algo completamente improbable. Es de atención un centro, solo para la percepción más básica, -no creo sea la mía- Se vió superado.

Después de tomar al vulgo cualquier pensamiento idiota creará gran intriga. La Noluntad, la indiferencia y esa frialdad, esa reencarnación como evolución del género, de su género, su raza. La insensibilidad como un tema en boga, el verdadero "frío" que no es al sentido infernal. Todo ha de mejorar, menos mi relación para con ellos; ustedes, incluso contigo. Debo arrancar de aquí la sonrisa, sin querer, la sensibilidad ha de darme muerte, que sea temprana. Es más, ahora. Quiere decir, no soporta estos sucesos.

Cuando el camino se tensa le gustan las mascaras, Más leo, más pienso y menos comprendo. Recuerdo protervo. Sí, sabor a kiwi. Algo debió suceder, fábula, todo mezclado no fue más. El deseo suelto reclamando una interpretación, a quien ha de responder si no más que a la casualidad, a la tenebrosidad, a esa nota que le hizo enmudecer. Esa impune voz que sale para hacer callar y todo es más extremo que nunca. No sirven los guantes ni la ropa. Debe despegar la piel de la razón pura. Cree dar el paso hacia la finalidad de las cosas. El reloj es el mismo hace más de mil doscientos cuarenta días. Todo aquello que ignoró, hoy cosas le provocan, por preferir sangre a cambio de un “Mirar hipócrita”, sencillamente, -no- mejor difícilmente, como debe ser. Tranquilo, nada ha de ser. Desde este momento. El agua se rebalsa a la mitad de todo, nuevamente de todo, con el temor de conocer todo.

Más allá de la muerte sabe que nada le espera, el levitar somnoliento es una críptica señal de todo a cuanto derramar pudiera, el sol, ya no es sol cuando irradiar no hace, mas, llueve sangre azul justo sobre sus hombros, sobre sus ojos, sobre su propia savia, como un árbol recien talado, y todo se vuelve como un no presente patético, sin querer sabe que cabó su propio foso.

Mientras tanto, al distanciamiento de todas las cosas, olvido preguntarse, que día es hoy, y solo recuerda que no decía su nombre. La basca era inevitable, su recuerdo también.


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