martes, 16 de junio de 2009
Así eres tú (cabeza de hormiga)
Mirar el viento le complace, acopiar hojas de ciruelo le es entretenido. Explorar los árboles de la calle le llama la atención. Pintar le agrada, esculpir le estropea las uñas. Escuchar la música de las aves le tranquiliza. Escribir le aburre. No hacer nada le da sueño. Comer lo considera un buen hábito, se deleita bebiendo agua bajo la lluvia mojándose la ropa. Le encanta estar sola y observar como danzan las moscas de su sala. Le obsesionan las mariposas cuando vuelan en su jardín. Le embriaga morder el limón y sentir su amargura. Anhela tener una ventana en su techo y observar el cielo. Le seducen los libros que no tiene. Llora con los que tiene cuando los lee más de tres veces. Ama a todos los perros, de vez en cuando sueña con ser un gato. Odia la televisión, prefiere la radio. Bailar le anima el alma, “dice”. Ordenar le desagrada. Se entretiene pintando sus manos después de pintar su ropa. Nunca mira a los ojos. No saluda, ni menos aún sonríe. Le entristece viajar sentada en la ventana. Su mejor amiga es una hormiga. Riega sus plantas con una jara amarilla. Se asusta con el reflejo del cristal. Le entretiene escribir en los vidrios empañados. Sus cordones deben estar desatados. Dormir, lo menos posible. Acostarse es sensacional. Le entusiasma saber que es bella. Le intriga haber nacido en un atardecer. Le incomoda su familia. Se despreocupa los fines de semana. En el verano viaja al sur. Odia la tristeza. Empuja a todos en el autobús. Intenta en vano contar todas las estrellas. Quisiera alguna vez viajar a Grecia. Bordar sus cortinas es hermoso. Prende más de tres velas por la noche. Le aturde el olor a leña mojada. Adora el campo verde de invierno. Prefiere caminar descalza. No usa jabón. Cada mañana se ríe de sus sueños. Intenta conquistar el mundo desde su ventana. Se enamora del horizonte cuando traga al sol. Recuerda muy poco de su infancia. Memoria no tiene. Come almendras y harina tostada. El color naranja rodea sus paredes. Tiene más de veinte monedas extranjeras. Siempre le regalan frutas en la feria. Se desencanta con la basura. Recicla todos los papeles. Extraña sentirse bien. A veces cree que todo es mentira. Piensa ser la mala de la cuidad, la heroína de los insectos. Se distrae escribiendo en las paredes. Odia pensar demasiado. Le apena saber que razona. Se angustia de estar en lo correcto. Le abate creer que está sola. Le amarga darse cuenta que es humana. Le duele sentir que soy la única que se entera, mas le encanta la idea de que no me alejaré jamás, por esa razón siempre me complace con azúcar.
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