martes, 29 de diciembre de 2015

En el umbral de un castillo


No supo de los entresijos sombríos de la reina, al contrario no hizo más que ahuyentar las voces dentro de ese pozo que exclamaba memoria, de hecho jamás vio a la reina mirar por su ventana en noches de lluvia, jamás vio desplazar el horizonte de sus tormentas en días de verano, creyendo quizás que volaba por el ciego cristal de su magia, esa que suele gustarnos a todos, pero que a nadie hace completamente bien. Él así lo comprende, eso de que brotaban las alas como en una campanilla obstinada son mentiras, solo un malcriado carácter ingenuo fue capaz de desarrollar, plano y lamentablemente muy lógico… tan solo un sentimiento a la vez mientras tanta emoción se convertía en nieve, no pudo pasar por alto el guiño, la porfía de oponerse a todos como vil denomino con un corazón blando, capaz de ahogarse, de compadecer. Sin duda disimulaba muy bien el ceño fruncido ante las desobediencias del clima, su reina era su ilusión tormentosa; reflejo del amor a su propia imagen que ocultaría en la obediencia.  

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