sábado, 20 de diciembre de 2014
Ha golpeado tres veces la puerta
La primera: De jardín en jardín es más fácil nutrirse de hojas secas tantas plagas, en el cielo es muy extraño el recuerdo; nos hemos sentado todos a mirar la noche, juntos a la humedad que saca sus antenitas bajo esta gloriosa maratón de estrellas. Por las piedrecitas las cucarachas se revuelven como en una competencia de caminatas, no les gusta que las miren. El agua en esos lugares es inevitable o por lo menos necesaria por eso la dejo goteando un poco en la noche así también babosas se desatan; hacen de las suyas y juntos contemplamos todos el cielo.
La segunda: Po el contrario, él bajó y bajó lentamente al fondo con las lombrices.
-Después de tantas muertes, en la caverna también ha fallecido el fuego, les dijo exaltado.
-Y sin él -respondieron-, "La fábrica de tierra ya no enciende las calderas ni nobleza, así se retribuye el cansancio de la tierra que es nuestra única mina de oro".
El Caracol justito pasa y deja que el infinito se refleje en su camino mientras las otras retornan al hogar, siguen recolectando su carbón que en el Olivo regala restos de frutas, verduras y papeles.
Tanto en el cielo como en la tierra.
La tercera: También hay muchas moscas y mosquitos en una entrada de salitre, dan mil y mil vueltas a su alrededor, cosa que le persiguen hasta la luz de la mañana: vuelven a aparecer y le custodian. -Después se quedó callada la noche y el subterráneo- sin embargo, todo pasaba desapercibido, el baile afuera seguía su curso y el caracol no lo notó, hasta ahora que volvió a ese día en su salto en el tiempo. Olvidó traer sus llaves pero cargaba con su casa en la espalda.
Mirando sus antenas al cielo no se fijó que pisaba mis plantitas. Sin pensarlo dos veces, deje el vaso a un lado y tal dios le levanté avanzando un metro en tan solo dos segundos.
La segunda: Po el contrario, él bajó y bajó lentamente al fondo con las lombrices.
-Después de tantas muertes, en la caverna también ha fallecido el fuego, les dijo exaltado.
-Y sin él -respondieron-, "La fábrica de tierra ya no enciende las calderas ni nobleza, así se retribuye el cansancio de la tierra que es nuestra única mina de oro".
El Caracol justito pasa y deja que el infinito se refleje en su camino mientras las otras retornan al hogar, siguen recolectando su carbón que en el Olivo regala restos de frutas, verduras y papeles.
Tanto en el cielo como en la tierra.
La tercera: También hay muchas moscas y mosquitos en una entrada de salitre, dan mil y mil vueltas a su alrededor, cosa que le persiguen hasta la luz de la mañana: vuelven a aparecer y le custodian. -Después se quedó callada la noche y el subterráneo- sin embargo, todo pasaba desapercibido, el baile afuera seguía su curso y el caracol no lo notó, hasta ahora que volvió a ese día en su salto en el tiempo. Olvidó traer sus llaves pero cargaba con su casa en la espalda.
Mirando sus antenas al cielo no se fijó que pisaba mis plantitas. Sin pensarlo dos veces, deje el vaso a un lado y tal dios le levanté avanzando un metro en tan solo dos segundos.
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