domingo, 25 de octubre de 2009

La esencia de no ser



Miré su cuerpo blanco, sus manos y brazos demuestran que luchó bastante antes de estar aquí. Sus músculos son fornidos como muchas similares a ella que conocí con anterioridad, mas solo ahora veo su trasfondo, oigo sus gritos, sus llantos, sus lamentaciones con sabor mudo, mi piedad en este momento no tiene méritos, pienso en el momento de su nacer y soy capaz de darme cuenta de su triste pasado. Todos a mi alrededor se sientan, ella está en medio de la mesa. Yo soy la única que a todos los mira, Juan es el primero en enterrar su tenedor, no lo sé, pero ante panorama cruel creo que es el momento para dejar de comer carne. 

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