martes, 26 de mayo de 2009

¿Estás escribiendo? No, pensaba



Es una noche extensa, sin mucho que decir y pocas “palabras”. Porqué busco crecer, donde busco encontrarme con la más egoísta creación, el más dócil y auténtico “sentir”. “Conocer” como nunca he de hacerlo, escarbando tus diccionarios como una raíz profunda, anhelante de sabiduría y sedienta de terror.
Abres las puertas y las ventanas. Llena de angustia pienso como cae frágil mi corazón en sombra, saltando sobre las pupilas creo seguir despierta. Circulo en la habitación tan cansada como se pueda, mucho no me ayuda el arte de hacer que una muera. Sobre el cielo caigo agotada. Espesa con la espalda en el piso y los ojos verticales, con suerte sostenedora de mí misma, mantengo que quiero y no quiero por estos momentos de otoño triste, oscuros, pero debo decir también verde piedra. El viento es insoportable, el agua fría, una enemiga.
Quizás frustrada, diré triste por no decir muerta, no deseo replicas ni caricias de auxilio, Un oído amigo. Miradas compasivas. Comida y agua.
Ser lejana, buena y postergada. Quiero estar del otro lado, con la tierra escupida. Cercar con tu trabajo las no palabras, alimentar con hedor el sueño, tal vez soy abnegada para mí y un enemigo para todos, abrupto es el tiempo pasado como mal sueño siempre ha sido, acallaré con un lamido los defectos como algo pequeño sin final, a modo del sino de las esquinas junto con el remate de mis cuatro pies. Cuando mal estoy resucito entre hojas de papel talado, con mi piel gastada al igual que tus libretas y tu lápiz.
A veces callo muda y fría, ya que faltan muchas cosas por entender, inocente, no estar nunca limpia, como lo haces tú aparentando estar ajustado. Ignorante mi memoria tibia como el espacio que se reduce cada vez más angosto. La luna cierra mis ojos y no te puedo ver. Un manto cubierto de pestañas me cubre por completa, mis uñas sin males, tal vez cumplo mi palabra. Sin embargo al terminar plasmaré la meta bostezando, dejaré el trabajo a tu visión, me diga que vacía no estaré. Así crecerán mis lazos con mil ronquidos por entender, tengo mi temor y tu miedo, demasiado efusiva, molesta no quiero ser. Te ves bien garrapateando tomando tu pelo de revés. Elidiré mi pasado renovada como un soplo nuevo y traslúcido, sin cesar mí paso, torpe, mil veces tropezaras conmigo. Si eres tú un destino, así quiero junto estar almohada de gran encuentro testigo de mí, alegre y siniestra.
Agónica, sufriendo por el cansancio que me demuestras, escondes algo. Leve, persevero, quiero ser contradictoria, no soporto la mofa de estos días. Soplaré, sí, robaré las nubes así veloz pasen a escondidas. Escapar de noche, caminaré sobre el tejado, te preocuparas, enojado. Brinco perezosa un muro de aprieto. Marcharé alegre sobre las penas, intranquila locura saber que poco a poco subsistes. Despertar ilusa sabiendo lo que era, no más que arte sobre rencor, eso de noche me aguarda ¿Y todo que sería?
Mientras no duermo cansancio molestaré sencilla, algo más calmada, sensible. Me será difícil, si no creo en ser volátil, ni menos viento mujeril, si no creo ser yo entonces tú niño de ojos amarillos. Terminaré cuando más cansada me encuentre, mas no por ahora que creen tomarte hasta mis dientes. Yo, tú y conjunta la dulzura, siendo felizmente audaz, alegre, siempre que logre estar viva, en una casa distraída me veo, si no, seré muda, tal vez herida cuando cada línea me agote.
Entre tanto más escribes terminaré enojada desaparecida entre tanta sopa de letras que engendras, una botella sobre la mesa, Rebalsa tus enojos, no me creas dulce ni amarga, menos aun concreta. Juego con el reflejo de tus ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario