jueves, 7 de agosto de 2008
la pugna del amor
Baje del autobús muy pausadamente, por la queda, creo haber caminado despacio... oscuro... impaciente hasta un rato inmóvil. Con la vista sobre mi hombro casi llegando al horizonte, a ratos muy inmediato.
Ser, ¡eso fue! cuando noté la tierra sobre mis sentidos, dorada, cabizbaja, escarbando sobre sí misma.
Café derramado, improvisto y susceptible, se abalanza a mí, brisa tranquilizadora e inquieta. Por mi lado fugas, sin notarme. No más sonrió, casualmente volteo. Sentí algo que me arrolló con su existencia
Era tez del cielo, aire, tempestad cálida, algo en sus ojos, su cabello, tranquilo a los forcejeos del viento
Lleno mis pulmones, sonrió. Pues lo note sin querer. Así, sin intención de locura. Alegre por las casualidades. Asustado, impresionado. Con una primera imagen de naturaleza. Eras tú, madre tierra
No sé si lo notaste.
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