jueves, 27 de julio de 2017
sábado, 15 de julio de 2017
Conjeturas
Am lo supo, entonces Ayayema también,
veían la caja
lanzada en el suelo
con su pequeña tapa cortada y desecha.
Esparcidos volaron ambos como con la fuerza
de una mano, apretujando naranjos; exprimiendo en el
paladar de nuestra canoas; humedeciendo esas
manchas secas, que hoy cubren el lino
formando estrechos, gota por gota,
Siempre verde.
veían la caja
lanzada en el suelo
con su pequeña tapa cortada y desecha.
Esparcidos volaron ambos como con la fuerza
de una mano, apretujando naranjos; exprimiendo en el
paladar de nuestra canoas; humedeciendo esas
manchas secas, que hoy cubren el lino
formando estrechos, gota por gota,
Siempre verde.
Desapacible
No sé si lo has notado
pero con las rotondas de la nieve
desde su más lejano horizonte, -arriba- los celestes,
hacen caer incluso pequeñas gotas de agua, grandes
llantos en hielo y muchísima neblina con escombros.
Se derrumban las casas de madera
y también las ganar de saber que alguna vez
será posible.
pero con las rotondas de la nieve
desde su más lejano horizonte, -arriba- los celestes,
hacen caer incluso pequeñas gotas de agua, grandes
llantos en hielo y muchísima neblina con escombros.
Se derrumban las casas de madera
y también las ganar de saber que alguna vez
será posible.
viernes, 14 de julio de 2017
Alrededor de la ampolleta.
Son las tres de la mañana, observo a la Mehüín y ya está más vieja, la miro escarbando en la humedad sacando chanchitos de tierra, le quité uno del ocico que se me cayó rodando para esconderse altiro debajo de las tablas... -por gil, pensé- ¡No hay que molestar a los bichitos! le dije a la negra.
Frustrado por mi estupidez, me paré y tomé después el supuesto "copetazo" del antiguo tío, mi vasito de vino amargo.
Al tomar y levantar el vaso caché que dentro había una Polilla pequeña y dorada, del porte de una uña, estaba nadando complicada,
caminando a duras penas sobre la superficie, casi ahogándose.
Me apuré en sacarla e inclinaba el vaso hartas veces y con la ayuda de una tapa de lápiz la pude sacar rapidito y con cuidado. -Estos bichitos tienen mucho polvillo brillante no sé cómo se llama, se pasma al contacto con el agua-, como cuando las abispas se caen
al agua de una piscina; ahí se quedan, se inmovilizan, ahogadas quedan flotando.
Así que inconsciente la saqué y la miraba ya puesta en mi mano. Le
inspiraba aire caliente bien despacio para secarle la humedad, el agua y
el frío. La puse en una hoja del calendario de fin de año que tenía a la
mano y seguía soplando, después de como quince minutos que llevaba
mirándola empezó primero a mover los pies, las antenas, hasta que se
paró enterita.
Me puse a reír cuando tomaba un sorbo del vaso porque la perdí de
vista al mismo tiempo que aparecieron unas sombras en la pared ya estaba de
vuelta, girando...
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