Enrrollado en la tierra, quería volver al fuerte y matarlo, para recuperar nuestros olorosos huertos, disfrutar con los Payos de estos frescos campos.
miércoles, 15 de febrero de 2017
Alabandas para la conquista
Vacilante, seguí mi camino. Llegué hasta el mar, miré hacia la isla de Abtao y contemplé las olas...
¡Sí, mi corazón quería hundirse allí abajo y mis brazos volar hacia
el aire brillante; pero pronto, como caído del cielo, descendió sobre mí un alma más dulce y puso orden con su tranquila vara en mi ánimo
indomable y suficiente; entonces reflexioné con más calma en nuestro destino,
en mi fe en el mundo, en nuestras tristes experiencias, y consideré al español tal como lo había descubierto y reconocido desde mi temprana
juventud, en múltiples aprendizajes, y en todas partes encontré
disonancias sordas y discordantes; solo en la simple limitación de la
infancia encontré todavía las melodías puras. No quería regresar.
Enrrollado en la tierra, quería volver al fuerte y matarlo, para recuperar nuestros olorosos huertos, disfrutar con los Payos de estos frescos campos.
Enrrollado en la tierra, quería volver al fuerte y matarlo, para recuperar nuestros olorosos huertos, disfrutar con los Payos de estos frescos campos.
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