lunes, 11 de julio de 2016

Escritura neurotóxica

Monseñor Gerardo inentó dar al comisario las cartas que describían el trato a sus indias, explicar al clero y al obispo que no eran violadas como se decía, sino solo eran esclavas de labores domésticas provenientes de los encomendados. Simplemente hacían uso de su derecho exequator.
En ese instante el comisario interrumpe y toma el puño de su santidad con violencia.
-Antes de poner el sello, Monseñor Gerando, ¿qué hacen esas tres indias embarazas trabajando en la catedral?
-El Señor las ha bendecido con el trabajo para la construción del futuro virreinato, es parte de su sagrado tributo.
-Lo lamento estimado Monseñor, el Señor ya no le necesitará.
Da un sobresalto.
-¡Quién te has creído...!
Dijo haciendo gargaras con la sangre que la espada le hizo entrar por el cuello.

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