domingo, 29 de mayo de 2016
En los márgenes
Copla de hojas divididas. Caballero de pétalos terminales o solitarios. Cada
uno apuntando a los cuatro puntos de este poniente. Adormidera concentrando polen,
amargo néctar para los sentidos de un tal hombre ajusticiado. Apacible en todas las formas para hacer de la duda algo más fértil y
definitivo. Amanecientes deudas con la banca. Mancillado. Caballero silbante tendido en la blanca solera. La corta pluma de filo redondo en las manos de un ave veloz. Escapa de la cuidad.
Marcha con fundamento respingado y al suelo, bulbos
delgadamente blancos en el camino. Una fotosíntesis silenciosa; la sombra de su cuerpo en el damero. Dichosa ha nacido para que se le
contemple. En el piso. Copla de hojas dividas. Te pareces en cada imágen a los orígenes del mal, a la desconfianza
de la prudencia. Te rodeas de mariposas, abejas y moscas; quienes
esparcen tu esencia por el mundo, donde las ganadas aguas esperan un día
alcanzar la profundidad de todos esos gusanos. Una situación
reniforme, sus partes inbuncheadas con ásperas ranuras: sirve de posadero
para las lágrimas de la familia como si se tratara de un sacrificio en pidra tacita.
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