"El otro día un amigo del colegio me invitó a ver el partido de Chile a su casa. Sentados frente a la caja picoteábamos papitas mientras gritábamos con la boca llena. El tiempo pasó volando y las chelas volaron también.
Cuando la pelota se iba al corner los comentarios dejaban el fútbol y, como no andaba con ánimo de hablar boludeces me quedaba callado mirando fijamente a Fernandez, y luego aValdivia, caminar hacia un extremo de la cancha.
Entonces pensaba en lo aburrido que sería el mundo si todos hiciéramos lo mismo, reaccionáramos igual y no hubieran desacuerdos.
Me identifiqué luego con el resto, ese que está por crear mas que por consumir, por criticar y no aceptar, por intentar descubrir por nosotros mismo lo que nos enseña un mundo lleno de destinos predefinidos: nacer, estudiar sin ganas, chupar, darle a una mina, luego a otra, mandarse cagás, comprar lo que anuncian en la tele, casarse sin saber muy bien porqué, aceptar una doctrina que es criticada pero aún así aceptada por temor (¿a qué?), trabajar como animal, concebir el comer como un acto demandante del hombre por sobre todo lo demás, llegar a viejo y morir.
Ese resto es difícil de encontrar, pero cuando lo haces no hay tesoro que lo supere, por eso yo también te extraño viejo Paolo -aunque suene fleto y a pesar del desapego que siento por la gente en general-, ya habrá tiempo para conversar.
Ahora me doi cuenta porque no me acordaba del partido."