miércoles, 28 de abril de 2010

Sfinrod


"El otro día un amigo del colegio me invitó a ver el partido de Chile a su casa. Sentados frente a la caja picoteábamos papitas mientras gritábamos con la boca llena. El tiempo pasó volando y las chelas volaron también.

Cuando la pelota se iba al
corner los comentarios dejaban el fútbol y, como no andaba con ánimo de hablar boludeces me quedaba callado mirando fijamente a Fernandez, y luego aValdivia, caminar hacia un extremo de la cancha.

Entonces pensaba en lo aburrido que sería el mundo si todos hiciéramos lo mismo, reaccionáramos igual y no hubieran desacuerdos.

Me identifiqué luego con el resto, ese que está por crear mas que por consumir, por criticar y no aceptar, por intentar descubrir por nosotros mismo lo que nos enseña un mundo lleno de destinos
predefinidos: nacer, estudiar sin ganas, chupar, darle a una mina, luego a otra, mandarse cagás, comprar lo que anuncian en la tele, casarse sin saber muy bien porqué, aceptar una doctrina que es criticada pero aún así aceptada por temor (¿a qué?), trabajar como animal, concebir el comer como un acto demandante del hombre por sobre todo lo demás, llegar a viejo y morir.

Ese resto es difícil de encontrar, pero cuando lo haces no hay tesoro que lo supere, por eso yo también te extraño viejo
Paolo -aunque suene fleto y a pesar del desapego que siento por la gente en general-, ya habrá tiempo para conversar.

Ahora me
doi cuenta porque no me acordaba del partido."


Yo sin querer también lo hago...

martes, 20 de abril de 2010

Risas



Me mira fijamente, se lo que dirá. Yo la amaba mucho. No sonríe y después de mirarme baja la vista, yo la quiero aún. Sus manos se aprietan junto con sus bolsillos, me dirá que no es ella. Mira mis zapatos y logra visualizar que ya cargo la maleta para marcharme. Respira profundo, se veía venir, yo cierro mis ojos y preparo mis oídos como para una gran guerra, alimentados para escuchar que ya no es lo mismo. Levanta su cara. El culpable soy yo. Levanta sus ojos. La monotonía. Me mira a los ojos y dice sonriendo: -Te amo sin que yo lo note-.
Ambos sonreimos como niñoz.

Somnus

Desde su sueño debo inmiscuirme para rebelarle a su mente que no es mejor estar dormido.

Acecinaré la palabra

El zapatero rompe con los elementos. Precipitados todos por la ridiculez de la escritura.

Sangre de ante mano



Las moscas en tu boca me avisaron que algo en ti ya se estaba sobresaltando, tanto como mi desilusión, tanto como la pena de que sean éstas las que me lo hacen saber. Tu silencio no hace más que ridiculizarte.