jueves, 11 de febrero de 2010

Iseo de las blancas manos

Es una noche extensa
Sin mucho que decir, -pocas palabras-
Y es por ti que la madreselva busca crecer
Es por eso que busco encontrarme
Con mi más selecta abominación 
Mi más humilde y verdadero sentir.
Conocerme como nunca he de hacerlo
Escarbando en relatos fútiles
Como una raíz profunda,
Anhelante de sabiduría
Sedienta de calor.
Dividiré mi puerta y escupiré en mis ventanas
Me espasmo de ansiedad y pienso.

Cae frágil mi razón en las negruras retozando sobre tus pupilas, -me hallo 
en el asombro que jamás quita la angustia
de padecer el pasajero desquicio,
La contradicción es casi habitual
cuando el calor de tu sangre ya no sea azul-,
Creo despierto ser más útil
Como el correr de la enredadera por el avellano
Concentrando trapos en lugar de clarines
Tan cansada como pueda: la neblina es ciega
Mas, mucho no ayuda
El arrastre de hacer que unos mueran
Sobre tu cielo caigo agotado, espeso
Con suerte sostenedor de mí mismo
Quiero y no quiero por estos momentos de Otoño
Triste, oscuro; quizás frustrado,
Diré triste por no decir muerto
No deseo replicas, ni palabras molestas.

Ser lejano a los dedos
Bueno, comprendido entre los números
Quiero estar de tu lado
En la tierra escupir las propiedades ajenas
Aplastaré con mi trabajo todas las voces
Alimentaré con sudor mi sueño
circularé lo que deba por esa calle
transacciones de sangre
entre el siseo de lo que el tiempo dicta
Soy abnegado para ti
Un enemigo para todos
Abrupto es mi tiempo pasado
Como mal siempre ha sido
Acallaré con mis voces todos tus defectos:
Pequeña sin final,
El sino de las esquinas,
Remate de mis cuatro pies,
Sacrificio por la emancipación de tu boca.

Cuando mal estoy
Resurjo de lo que cae entre las hojas
Cuando no hay que nada decir
todo se vuelve un cristalino deslizar
Confuso es lo que se canta
Y ya nos comunicamos entre lenguas madres.

A veces callar mejora,
cielo de agujas y nubes de persistencia
Indulgente, quiero estar sobre el oxido que me recubre
En tu retrato enmudecer feneciendo
Hermosas son tus ramas junto a las mías
Respirar, tierra y sangre de hierro
Limpio ignorante mis memorias más tibias
Como espacio que se reduce ante panoramas equiláteros
¿Angosto, cada vez menos?

El sol se entusiasma por cerrar mis ojos
Molesto para ver la mutación

por entero el suspiro me envuelve
con ansia agotada de sal,
Mi mano surtidora de tus males
y cumplo mi palabra sin cavilar.
 
Al terminar plasmaré mi huella en mis tropiezos palpitantes,
Terminaré idealizando nuestra fatalidad
Dejaré el débito a mi visión dilapidada
Mis inclinaciones acerbas y mi cara contraída
Entre un avergonzado y un aturdido
por esos ojos hoscos, ese cabello
Un arete colgando, cosas de quehaceres
Que son infinitas, en tu deformidad, casi eternas
Pues resido preso, así como en un exilio desertado
La escarcha del sur, la calidez de las etapas
No hay remedio más que salir de casa.

Al infinito grito infecundo
Entrañas del dominio
Que guardan una raíz arrebatada
Así el consuelo de tus sollozos guarda el fardo bajo mi pluma
De racimos efectos contaminados
Resultado de azares y un sitio fijo en el agua
Ese que no se encuentra en los poblados de tu cabeza
El blanco que apunta la noche expuesta
El hielo que desvaneces, humo se hace
En la veta sentado de ojos molestos
Pues así pasa, por un rato desaparece
La intención de tus palabras escrita en hojas blancas
Como el fresco inerte de tú aroma
En el desierto de manos negras palidece el sol
En la sombra tú eres quien asoma
Pasando desapercibido, así, por tu lado
Paso encogido de hombros, con las extremidades cortadas
Así no me notarás en el estado de piedra
Que suele ser gris con las cenizas
Paso silencioso en un paso alegre
Pasé y no pasé tan sublimemente
Que olvidaste mi baldío nombre
Y todo lo que tenía en mente
Así lo recordaré
Pues tan sólo escribo lo que la lumbre quiere que haga
así trueco la complejidad del acertijo
Que conozco por ese atisbo
Que se abre en el áncora de tu sosiego
Ya más furtivo en un rincón lejano
Me ahogo en la metamorfosis, me ahogo en la crisis
pues nuestro filtro es tan solo agua.

Solo no será lo contradictorio
que espera la textura suave de los pétalos caídos
a mil libros por arrancar de su templado equinoccio
El temor es a la vez tu miedo,
engendrado de ímpetu
Demasiado efusiva
es la culminación errante de tu personaje
Que fastidia, tropieza en la llanura de las puertas
Las mariposas cierran las ventanas en el caos de la primavera
angustia de un invierno mal desatado
Molesto es el intento, molesto se va el otoño.

Elidiré el pasado que se refleja en tu sagacidad
La ansiedad de alaridos
Sufren a través del desaliento
Leve perseverar inquieto más que absurdo
Soportar el torvo de los días
Soplando el ominoso de resplandores
Que veloz pasan encubiertos por tu espalda
Escapar de noche, escapar de las endechas
Y hoy por fin siento el frío minúsculo,
El Caminar rebosante, "El quid"
Mientras pinto ese purgar
Mácula es el interior de  mis intenciones
se balbucea una herida
A petición de la encarnación y el detrimento
es que caigo si no creo ser yo
y el intento se retuerce
bozos sobre la cama, el mirar en un punto fijo
Iseo, tú pisaste temblorosa, pues
el infierno no promete rosas
la vida no juega a carcajadas depresivas
Vi, la vi, cúspide de los espantos
por esa razón que controla tu ira
y sobrepasa mi paciencia
interpone las aguas que caen
a cada momento en una oscuridad cada vez más sepia
para sobresaltar la publicidad de mis temores
el transcurrir es un circulo de infancias
un rectángulo de madures, desagrado al deterioro
que ante mis ojos resulta ser cariñoso
encorvarme ayuda a coordinar mis actos y así podrás ver mi anillo
torpe ante la inyección de lecturas
y la sequía de tus ganas.

la sonrisa pulcra almidonada de desgarro
las profundidades son percibidas en la escritura de tus llantos
que aplasta la planicie de un hosco despertar
que duerme en el fondo de mis preguntas
muere en cada una de tus respuestas
y se baña burlando tu manía de ser cuatro veces
toda la técnica se esfuma.

Las clases no afirman el vástago de un innato
el molinillo retuerce lo que se planeó desde un comienzo
mucho antes que el sol temprano
llueve extrañeza antes tus pies y
llueve antes todos los pies que se lo proponen
no suele aprovechar el polvo acumulado
Pues los errores son cada ves más afortunados
por el ejemplo de la ropa que se rasga cuando cumple
el botón rojo se pulsa inconscientemente
cuando yo interrumpo la pasividad de tu inercia
el eterno retorno no consulta a tu niñez
padecer un castigo que se acostumbra sembrar
en el llano que ya no da fruto
mas espera por regresar en cada una de tus tristezas
ante mi oposición más violenta
todo revierte para resurgir en mi discernimiento
y volver a nacer, las veces que sea necesario.

(La madreselva y el avellano)
Tristán

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