lunes, 22 de septiembre de 2008
literatura humana, sentimiento hipócrita
Abro el laberinto del individuo pensante para tratar de especular y concluir lo que pasa por el más profundo de los ríos que transitan por la base de sus riscos. Eso es tratar de descubrir que no fuimos hechos para la tierra, para los animales, ni siquiera para nada que se haya escrito, ni pensado. Así la tristeza jamás será un tema y la pena será una daga, una carga oceánica que nos llega al fondo, cuando nos damos cuenta que ese rió que està en nuestro interior no es compatible con todo lo exacto que nos cerca. De esta manera atroz, para el Ser, concluí que éste redunda demasiado sobre él mismo y todo lo demás es un mero trasto desechable, corrompible, un instrumento.
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